Dice que ni en el oficialismo ni en la oposición hay cambios
El expresidente y vocero de la causa marítima explica por qué no será candidato. Habla del juicio a Chile en La Haya. Dice que así ese país no negocie, un fallo a favor sirve a Bolivia para llevar la demanda a instancias como la ONU
Darwin Pinto Cascán¿Se va a potenciar en algún elemento de la campaña comunicacional? El proceso que hay que construir en el periodo que va desde el fin del alegato, a mediados de marzo; hasta el conocimiento del fallo final, entre septiembre u octubre del 2018, es una combinación de dos cosas: 1) La explicación del contenido del fallo preliminar de 2015 y, 2) las bases que presentará públicamente el equipo jurídico boliviano para desbaratar las ideas que Chile tratará de demostrar contra Bolivia en la Corte. Estas son: 1) Chile no hizo nunca un compromiso que pueda ser considerado un acto unilateral. Y 2) si eso no funciona, argumentar que la razón por la que esos compromisos no tuvieron éxito es porque los desbarató Bolivia. Creo que la estrategia chilena va por ese camino y Bolivia debe demostrar que no es así. Primero, sí hubo compromisos formales exigibles jurídicamente. Y, segundo, en ningún caso Bolivia fue responsable del incumplimiento de esos compromisos. ¿Cuál va ser la mecánica de los alegatos? Es una presentación alternada. Comienza Bolivia, porque es el país que demanda. Nuestros abogados hacen una presentación del cuerpo central de la demanda que está basada en la memoria boliviana que se presentó el 2014. Ahí están todos los elementos que ya son conocidos por la otra parte y que plantean una petición muy concreta de Bolivia a la Corte: Que falle a su favor indicando que Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar. Luego Chile responderá. Bolivia hará una réplica y Chile una dúplica. Eso ocurrirá durante 8 o 10 días en marzo. ¿Cuáles serían los argumentos centrales de Bolivia ahora? No han cambiado. Bolivia presentó una memoria. Chile presentó una contramemoria. Esa contramemoria te permite decir: Ok, estos elementos que Chile plantea como los puntos más débiles de Bolivia, los fortalecemos con nuestra réplica. Luego Chile presenta la dúplica. Lo nuestro es armar una estrategia que no cambia la columna vertebral. Sí fortalece argumentos propios y desbarata los del otro. Siempre sobre la misma línea argumental: hay una figura jurídica internacionalmente reconocida que se llama: Actos Unilaterales de un Estado. Si ese país hizo un acto unilateral con Bolivia, eso le genera a ese país, en este caso Chile, una obligación jurídica que tú le puedes exigir. Y este es el punto fundamental de la demanda boliviana. ¿La Corte puede fallar a favor de Chile? Ese es un escenario que no está entre las posibilidades, no es realista: el fallo a la demanda preliminar de incompetencia de 2015 ya ha establecido que Chile no tiene razón y que hay temas pendientes entre ambos países. Por lo tanto, la conclusión evidente es que (hablo a nivel personal, esto no es una posición oficial del Gobierno) sería una contradicción jurídica de la Corte que reconociendo que hay un tema pendiente, y ese tema es el mar, no otra cosa, entonces ese tema debe ser dilucidado. Y ese tema es la obligación de Chile de cumplir sus compromisos con Bolivia, en el peor de los casos negociando. En el mejor de los casos, negociar uniendo el elemento de que como producto de esa negociación se otorgue a Bolivia una salida soberana al mar. Este es un elemento de análisis interesante, porque tú puedes decir: Ok, ¿qué pasa si sólo se establece la obligatoriedad del diálogo? Bueno, la obligatoriedad del diálogo tiene un objetivo: hablar de un tema que atañe al futuro de los dos países y que tiene un base histórica importante. Por lo tanto, el fallo ideal es que ambos temas estén ligados en él (obligatoriedad de negociar con el fin de dar una salida soberana a Bolivia sobre el Pacífico). Si la conclusión de la Corte es que Chile tiene la obligación jurídica de negociar con Bolivia, cae por su propio peso que la razón de esa negociación es un acceso soberano al mar. ¿Cómo se podrían separar ambos criterios? La negociación no era una cuestión abstracta y no hubo nunca un documento de Chile que diga: “voy a negociar”, así, genéricamente. No, siempre había un: “negociaré, para que el resultado de esa negociación sea resolver la mediterraneidad boliviana”. ¿Puede pasar que Chile invoque su soberanía y diga: ok el fallo, pero no quiero? Yo tengo dos ideas sobre esta pregunta: 1) Chile se ha sometido a la jurisdicción de la CIJ, ha aceptado la demanda de Bolivia, ha presentado su contamemoria y está litigando con Bolivia, reconociendo que la Corte tiene jurisdicción y que su fallo es vinculante. 2) Chile es un país que ha hecho gala de dos cosas: De que es democrático, me refiero al periodo post Pinochet. Y que respeta las instituciones democráticas. Basados en eso, en que se somete a esta jurisdicción y en que se jacta de ser un país que respeta las instituciones, me sorprendería que Chile una vez se conozca el fallo de la Corte, que esperamos sea favorable a Bolivia, diga: “no voy a negociar”. Eso le sería costoso desde el punto de vista de imagen internacional y le daría a Bolivia una fuerza moral y jurídica importante. En caso de que Chile no negocie, Bolivia ganaría en legitimidad internacional No solamente eso. Si Bolivia tiene en la mano un fallo de la CIJ que obliga a Chile a negociar, puedes ir a la ONU, a la OEA, en fin, puedes establecer mecanismos de presión legítimos y jurídicos en contra de Chile. RESPONDERLE A CHILE, A SU PRENSA, CON NIVEL Y ARGUMENTOS ¿Cuál fue el aporte de Carlos Mesa a la causa marítima, en su rol como su vocero? Sostuve reuniones con jefes de Estado, con ministros de Relaciones Exteriores, secretarios de organismos internacionales, a los que les explicamos por qué Bolivia hacía la demanda, cuáles eran sus argumentos y qué creíamos que era una estrategia distractiva de Chile a partir de su uso del Tratado de 1904. Esa fue una tarea muy intensa entre 2014 y 2015.También trabajamos con el expresidente Rodríguez Veltzé en la redacción del Libro del Mar, que lo trabajó Diremar. El Libro del Mar estaba pensado para la comunidad internacional, pero acabó siendo un texto oficial en el país y ha sido el libro más editado en la historia editorial de Bolivia. El otro factor que tiene que ver con lo que vamos a vivir ahora, fue mi presencia en La Haya en los días en que se planteaban los alegatos por la demanda preliminar de incompetencia presentada por Chile. ¿Cuál era la importancia de ello? No sólo explicar a nuestro país de manera fácil lo que tiene la complejidad de un lenguaje jurídico, sino, responder a la prensa chilena. Los medios chilenos tuvieron una gran presencia aquella vez e imagino que ocurrirá lo mismo ahora, con una muy grande cantidad de periodistas de ese país. Y esto representaba la necesidad de mirando a Chile, por los medios chilenos, expresar y explicar los puntos de Bolivia, oponer contrapuntos a los argumentos de Chile, decirles que sus argumentos no tienen fundamento. Y eso culminó de manera afortundada con la entrevista que me hicieron en Chile en el programa de la TVN (El Informante, septiembre de 2015) que tuvo un impacto significativo en ambos países. Eso es importamte decirlo, porque eso es lo que yo debo hacer como protavoz: establecer la voz oficial de Bolivia de cara a los medios chilenos e internacionales.
¿Tiene alguna agenda mediática particular con Chile? Es importante que más allá de la confrontación política, que puede tener lo ríspido de la confrontación, se establezca un nivel. Ese es el punto más importante en el que yo me anclo: la explicación racional de los argumentos bolivianos y de contrapuntear argumentos chilenos, no con emotividad, sino diciendo: “estos son los elementos que Bolivia tiene y estas son las razones por las que creemos que Chile no tiene razón”. Este mecanismo ha funcionado. Ha funcionado dar una explicación basada en argumentos, en ideas y fundamentos jurídicos. Claro que tiene que haber un argumento político, es imprescindible lo que han hecho el Presidente, el Vicepresidente, las respuestas del ministro Heraldo Muñoz, son parte del juego político, comprensible entre dos naciones. Pero en este rango, el rango de la comunicación, mi labor ha sido la de explicar los argumentos de Bolivia y contrastarlos contra los de Chile, frente a la opinión pública chilena e internacional, porque me han hecho entrevistas de otros países para conocer este tema. LOS COMPROMISOS DE CHILE LE GENERAN UNA OBLIGACION JURIDICA ¿Cuáles fueron los compromisos asumidos por Chile con Bolivia? Los más conocidos son los de 1920, 1923, 26, 50, 61, 75 y 83. Los dos más importantes son los de 1950 y 1975. Las notas diplomáticas del 50 establecen que Bolivia le pide formalmente a Chile un corredor hasta el mar, con un puerto soberano en el Pacífico. En junio de 1950, el ministro Walker, de Relaciones Exteriores de Chile, le responde al embajador de Bolivia en Santiago, Ostria Gutiérrez: Chile está dispuesto a negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar. En 1975 con el abrazo de Charaña el proceso es parecido. Bolivia pide un corredor con continuidad territorial hasta salir al mar por la línea de la Concordia que divide a Perú y Chile. La propuesta boliviana que presenta el embajador Gutiérrez Murguía es respondida por el canciller Patricio Carvajal el 19 de diciembre de 1975, en la que dice lo mismo que dijo 25 años antes Walker: Chile está dispuesto a negociar con Bolivia para darle un acceso soberano al mar. Difícil que Chile diga que eso era una discusión informal. Son cartas firmadas por ministros de Relaciones Exteriores, cartera que junto al presidente, es responsable de la política exterior de Chile. Y esos compromisos le generan obligación de negociar a Chile En nuestro criterio, sí. En 1961 el embajador de Chile en Bolivia, Manuel Trucco, escribió al gobierno de Bolivia para ofrecer unilateralmente, sin previa negociación con Bolivia, resolver la mediterraneidad boliviana. ¿Por qué? Chile estaba en el umbral de las aguas del río Lauca y quería compensar o hacer una maniobra distractiva. El hecho jurídico es que Chile hace una oferta unilateral. Tenemos ejemplos en varias direcciones. No sólo producto de negociaciones o peticiones de Bolivia, sino ofertas unilaterales chilenas.
POLÍTICA DE ESTADO, SÍ. DE GOBIERNO, NO.
¿Cómo es su trabajo con el Presidente en este tema? En el 2012 cuando el Presidente nos explicó a los expresidentes la demanda, me compré el pleito. Daba en el clavo en algo que no podíamos resolver: el Tratado de 1904. Entre el 2012 y 2014 respaldé la causa marítima porque creí en ella. Más cuando fui invitado por el Presidente como representante de la causa a nivel comunicacional y en ese contexto he trabajado con el Gobierno. Han pasado cosas políticas entendibles. Hay diferencias con el Presidente que no van a cambiar. Que seguirán una vez el tema del mar sea resuelto, salvo que él reconozca la voluntad soberana del pueblo. Pero esto es lo extraordinario de entender una política de Estado en donde nuestras diferencias no están por encima de los intereses de la nación. Y estos intereses nunca se han expresado con mayor fuerza que en el caso del mar. El tema del mar es el más importante de Bolivia. La fluidez de esa relación no se ha alterado, más cuando nos acercamos a los alegatos orales.
¿Cuál es la diferencia entre la política de Estado y la política de Gobierno? La política doméstica tiene que ver con los elementos que un gobierno lleva adelante, ante los cuales uno tiene una posición. En mi caso es crítica en la parte democrática, constitucional y en muchos de los elementos de la propia aplicación de la política del Gobierno. Eso es democrático, que hayan diferencias. La política de Estado define los elementos centrales que hacen a los intereses nacionales. Pueden tener que ver con el tema del mar, o de la lucha contra la pobreza. En ese contexto no veo contradicción entre las diferencias relacionadas con la política doméstica, y el apoyo que tiene que ver con la política de Estado que fortalece a la mayor causa en la historia del país.
Terminamos la entrevista. Vuelve a sumergirse en su trabajo en el computador a pocos días de su viaje a La Haya para participar de los alegatos orales. Este es uno de los temas que lo ha apasionado toda la vida. Lo abordó como periodista, como historiador, como Presidente y ahora lo hace como opositor. Pero él ya dejó claro algo: Una cosa es la política interna y otra, muy distinta, la externa. Para él como para la mayoría de los bolivianos, el retorno al Pacífico con soberanía es un anhelo vital. Es una obsesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario