sábado, 7 de abril de 2018

BREVÍSIMA HISTORIA DE TIERRA SANTA, DESDE EL RENACIMIENTO DE ISRAEL EN 1948




La consigna general era destruir todos los asentamientos judíos, ocupar completamente Jerusalem y ahogar en el Mediterráneo a los sobrevivientes de la batalla, si acaso había algo digno de ese nombre, ya que, ¿quiénes eran pues los judíos que debían arrasar? No eran más que granjeros de los kibutz (pequeñas sociedades agropecuarias), sobrevivientes del holocausto nazi, bastante traumaditos por cierto y la Haganah, un grupo paramilitar entrenado por soldados hebreos que habían servido con los aliados en la II Guerra Mundial. Nada de qué preocuparse. ¿Armamento? No, no no tenían. Cuando el líder del naciente Estado hebreo, David Ben Gurión,  pidió comprar armas a Francia a través de créditos,  los magnates de la muerte le dijeron que no podían dar crédito a gente que iba a ser ahogada en el Mediterráneo. ¿Dios? No, para los árabes Dios era Allah y ese estaba con ellos. 

Con esa confianza avanzaron cinco ejércitos árabes y musulmanes de Egipto, Siria, Transjordania, Irak y Líbano sobre los cuatro costados del Estado hebreo que había renacido como tal el día anterior, el 14 de mayo 1948. Se trataba de ejércitos profesionales, apertrechados con equipo de guerra hasta las muelas por la URSS que se había asegurado el petróleo árabe en su Guerra Fría contra el capitalismo diabólico del Tío Sam. 

Meses antes, en 29 de noviembre de 1947, la ONU había votado para determinar si se dividía o no la mal llamada Palestina (nombre impuesto por los invasores romanos tras la expulsión de los hebreos del reino de Israel, el 70 después de Cristo) en dos Estados: Uno árabe y otro judío. Bolivia votó a favor de la creación del Estado hebreo. Se decidió la partición, que los judíos celebraron, pero no así los árabes que amenazaron con destruir a los judíos si se atrevían a refundar ese país que había hecho la guerra a los árabes desde los tiempos bíblicos. 

Israel renació como estaba escrito y cuando los ejércitos invasores trabaron batalla con las fuerzas judías  se dieron cuenta que Dios no era allah, sino Jehová de los Ejércitos, el Dios de los padres de esos hombres y mujeres que en inferioridad de número, de equipo, de entrenamiento y de todo, sin ayuda de nadie, pelearon y derrotaron a la fuerza invasora que había previsto ahogar en el Mediterráneo a los judíos que no caigan en batalla. 
Así nació Israel, sobreviviendo al odio árabe y musulmán (que hay árabes que no son musulmanes y musulmanes que no son árabes).



Como consecuencia del derecho de guerra, Israel tomó territorio que había sido previsto para la creación del Estado árabe, Estado que había sido rechazado por ellos mismos. Egipto se quedó con Gaza, y Jordania con las tan bíblicas como judías, Judea y Samaria, que luego se llamó Cisjordania. 
Los mal llamados palestinos huyeron de los territorios conquistados por Israel y fueron mandados a campos de concentración en los países que supuestamente habían luchado por ellos. Hasta el día de hoy los palestinos no pueden ser ciudadanos de los países árabes. De Israel sí pueden y los hay.  Un 20% de la población israelí es árabe. 
Ni la ONU ni nadie reclamó el que Egipto tomara Gaza; o que Jordania se quedara con Cisjordania ni reclamó por el trato que le daban los árabes de otras naciones a los palestinos desplazados. 
Isarel había sido recreado por orden de la ONU, fue agredido y se defendió. De eso se trató la guerra del 48. 
La llegada al poder en Egipto, en 1952, por parte de Gamal Abdel Nasser, quizá el mayor líder árabe de la historia desde los tiempos de Saladino, prendió todas las alarmas, porque Israel ya manejaba la premisa de que el mundo árabe nunca va a la guerra sin Egipto. Y Nasser estaba dispuesto a ir a la guerra de nuevo.  
Nasser no era musulmán, era parte de una de las dos fuerzas que desde siempre se han peleado el poder en el mundo árabe: era un militar, laico, nacionalista y prosoviético. No era un fanático religioso de la Hermandad Musulmana, la otra gran fuerza, la que apuesta por el terrorismo. 




En 1967 Nasser movió sus piezas, se alió con Siria y con Jordania para atacar a Israel. Los aliados movieron sus fuerzas hasta las fronteras israelíes, Tel Aviv mandó a Golda Meir a negociar con el rey jordano, Hussein,  para que no intervenga en el conflicto, a lo que el buen Hussein se negó arrastrado por el carisma de Nasser y por su filiación árabe musulmana que no aceptaba la presencia de un Estado judío.  Israel respetaba al ejército Jordano. Era el único que le había ganado una batalla (por la parte vieja de Jerusalén) en la guerra de 1948. Pero la diplomacia no funcionó y debió pelear solo contra varios países, de nuevo. La estrategia la dio Napoleón cuando se debe enfrentar a varios enemigos al mismo tiempo: 1) Destruir al más poderoso, luego al más disciplinado, y finalmente a los demás. Eso hizo Israel. Decidió usar su fuerza principal para destruir a Egipto primero. Luego a Jordania y finalmente a Siria. 
Mientras Nasser alardeaba en la radio describiendo victorias de una guerra que en ese momento aún no comenzaba, Israel hizo volar sus aviones Mirage franceses y destruyó a la aviación de los aliados aún en las pistas. 


Con el dominio israelí de los cielos, la guerra duró 6 días y Egipto perdió la península del Sinaí y Gaza; Siria, los Altos del Golán, y  Jordania perdió Cisjordania y la mitad de la ciudad vieja de Jerusalen que había conquistado en 1948. Por primera vez en 2000 años, Jerusalen era completamente hebrea de nuevo. 

Nasser, derrotado,  optó por sostener una guerra de baja intensidad, de desgaste, amparándose en la superioridad poblacional de Egipto con respecto a Israel. Llegó a decir que si por cada israelí debían morir 1000 egipcios, él no tenía problemas. Pero el muerto fue él. Un paro cardiaco acabó con su vida. 
Murió Nasser, pero no el odio contra Israel. 

En 1974, durante el día más sagrado del judaísmo, Yom Kipur, Egipto, Siria y Jordania atacaron de nuevo a Israel. Esta vez estuvieron a punto de vencer, porque Israel se había confiado en la incapacidad militar árabe. Sin embargo, esta vez también la URSS no sólo dotó de su mejor armamento en tanques y aviones a las fuerzas árabes, sino que mandó asesores y pilotos para combatir a Israel. 

Tel Aviv, al ver todas sus fronteras violentadas (los sirios entraron muy, muy adentro del país hebreo) por primera vez pidió ayuda a Estados Unidos, que aún no había entendido muy bien la importancia de un Israel pro Estados Unidos en una región que era un nido de aliados soviéticos. 
EEUU aprobó el envío de un avión lleno de armas. El presidente Nixon lo detuvo y dijo: "Si mandamos uno. Nos van a criticar en todos lados. Si mandamos 20, igual. Mandemos todo lo que se pueda". Y eso hicieron. Sin la intervención estadounidense esta vez Israel hubiera caído, pero venció de nuevo y persiguió a los sirios hasta quedar a 50 kilómetros de Damasco, y a los egipcios, hasta quedar a 80 kilómetros de El Cairo. Nasser y Hafez al Assad, padre del actual dictador sirio, pidieron ayuda a Moscú y los comunistas mandaron un barco armado contra Israel que no tenía una marina digna de enfrentar a la URSS. Estados Unidos por fin entendió que Israel era su aliado natural en la región cuando vio la reacción de Moscú, por lo que mandó su propio acorazado para defenderlo del ataque ruso. La URRS vio que el conflicto podría extenderse y detuvo su barco. A instancias de EEUU, Israel renunció a ocupar Damasco y El Cairo. 

La ONU, harta de tanto lío,  propuso que se firmara paz perpetua a cambio del territorio. Así Israel firmó la paz con Egipto a cambio de devolverle la península del Sinaí. A Jordania le dio la tuición de Cisjordania (que le había quitado en 1967) y le devolvió su condición de guardián de los lugares sagrados musulmanes en territorio israelí. A Siria le ofreció devolverle los Altos del Golán a cambio de paz, pero Siria, a diferencia de Egipto y Jordania, se negó a firmar la paz. Hoy, formalmente, ambas naciones siguen en guerra. Una guerra fría. 
Esa fue la última vez que Egipto marchó contra Israel, y por lo tanto la última vez que los árabes intentaron destruir Israel por la vía militar convencional. El año anterior, en las Olimpiadas de Munich (1972), un comando terrorista palestino acabó con el equipo olímpico israelí. Desde entonces la nueva estrategia sería la del terrorismo. 
En 2005 Israel entregó Gaza a manos palestinas a cambio de paz, pero lo que recibió de vuelta fue que Gaza se convirtiera en una ciudad-cuartel del grupo terrorista palestino Hamas. Desde ahí, camuflado entre civiles, hospitales y colegios, dicho grupo terrorista que gobierna el territorio lanza cohetes contra poblaciones israelíes y promueve mensajes y acciones de odio que terminan usualmente en atentados suicidas en las ciudades israelíes. 
Golda Meir, primera ministra de Israel durante la Guerra de Yom Kipur, dijo: "El conflicto terminará cuando ellos amen más a sus hijos, de lo que odian a los nuestros". 




miércoles, 28 de marzo de 2018

CARLOS MESA: LA POLITICA DEBE RENOVARSE EN BOLIVIA


Dice que ni en el oficialismo ni en la oposición hay cambios
El expresidente y vocero de la causa marítima explica por qué no será candidato. Habla del juicio a Chile en La Haya. Dice que así ese país no negocie, un fallo a favor sirve a Bolivia para llevar la demanda a instancias como la ONU
Darwin Pinto Cascán
Carlos Mesa es quizá lo más próximo que tenemos en Bolivia a un rockstar de la intelectualidad más exquisita en términos de análisis, de exposición y de generación de pensamiento. Es un caballero en el país de los caudillos. A veces demasiado, y se lo han criticado como defecto. Tal vez por eso genera susceptibilidad en una parte del oficialismo que no le termina de creer que no será candidato presidencial, y genera curiosidad en esa parte de la población que dice que votaría por él si lo fuera. Llego a su oficina en Calacoto (La Paz) siete minutos antes de la hora pactada para hablar de lo que serán los alegatos orales en La Haya este marzo, en el marco de la demanda marítima contra Chile, de la que él es vocero internacional. Tiene en su escritorio un par de bellos tomos sobre la historia de Chile que está leyendo ahora. En él aún pesa una cierta afectación (natural) por la reciente muerte de su madre, que él se encarga de atenuar con su habitual aplomo. Saluda. Hablamos de su rol de vocero, de su aporte en esta batalla jurídica por el retorno al Pacífico, pero ya que lo tengo al frente no puedo evitar la tentación de salirme del tema que yo propuse. Le pregunto por qué no será candidato presidencial si las encuestas le dan tan buenos números. Y responde: “Este es un momento fundamental para la historia del país en el que debe haber una renovación generacional. Es imprescindible que descubramos un liderazgo generacional. No te voy a decir de 20, 30, 45 años, pero una nueva generación tiene que refrescar la política del país, tiene que transformar nuestra mirada de futuro. Y uno no puede plantear una renovación generacional, “pero detrás mío”. No. Si verdaderamente crees en ello, dices Ok: para que me crean verdaderamente doy un paso al costado. Un paso al costado de verdad, de verdad. Y si surge un liderazgo generacional importante, el que yo esté fuera de la política no impedirá que pueda expresar mi opinión favorable a ese liderazgo. El Presidente ya hizo lo que tenía que hacer, ya dio lo que podía dar y él debería entender que tendría que haber una renovación en su propio partido. En nuestra portada hay una encuesta que le da un buen porcentaje de intención de voto. ¿Qué opina de esta confianza de la gente? Me siento hornado. Muestra una consideración por lo que represento y por lo que pude haber hecho como gobernante. Pero creo que eso tiene que ver también con el hecho de que en el horizonte se ha producido históricamente un taponamiento de liderazgos. Vivimos 12 años con una misma presidencia, un mismo gobierno, un mismo partido, y con una oposición que tampoco ha tenido mayores cambios. Creo que hay que abrir el tapón del espacio político. Cuando el MNR gobernó, con todos los méritos que tuvieron Siles Zuazo y Paz Estensoro… Fíjate tú que Paz Estensoro es presidente en 1952. Siles lo es en 1956. Y los dos primeros presidentes de la democracia postdictaduras son el propio Siles (1982-1985) y el propio Paz (1985-1989), porque el MNR y ellos generaron un taponamiento generacional. Quemaron generaciones interesantes de líderes y el país tuvo que esperar un largo proceso de renovación. Largos gobiernos generan estos problemas que hay que tratar de resolver. El LARGO CAMINO AL PACÍFICO ¿Su trabajo como vocero de la causa marítima, cómo beneficia a Bolivia? En todos los casos en donde he explicado laposición boliviana se ha producido una gran sorpresa, porque pensaban que lo que Bolivia quería era que Chile le entregara territorio a través de la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). La explicación de que lo que Bolivia pide es el cumplimiento de una obligación que Chile asumió después del Tratado de 1904, es significativo. Chile trató de imponer un criterio que tenía sentido para mucha gente especializada. Chile trató de imponer el criterio de que Bolivia quiere dinamitar el Tratado de 1904 y si Bolivia logra un fallo favorable, cualquier país podrá no reconocer los tratados del mundo. Cuando explicamos que nuestra demanda estaba al margen del Tratado de 1904, se dieron cuenta de que lo que nosotros decíamos era que Chile después de haber firmado el Tratado de 1904 estableció compromisos sabiendo que el Tratado estaba firmado y esos compromisos decían: “Voy a negociar contigo para darte un acceso soberano al mar”. Eso es lo más importante del contenido del Fallo de la demanda preliminar de incompetencia que presentó Chile. En el fallo anterior la CIJ ha dicho que el Tratado de 1904 es muy importante, pero no resuelve los problemas pendientes entre Bolivia y Chile.
¿Se va a potenciar en algún elemento de la campaña comunicacional? El proceso que hay que construir en el periodo que va desde el fin del alegato, a mediados de marzo; hasta el conocimiento del fallo final, entre septiembre u octubre del 2018, es una combinación de dos cosas: 1) La explicación del contenido del fallo preliminar de 2015 y, 2) las bases que presentará públicamente el equipo jurídico boliviano para desbaratar las ideas que Chile tratará de demostrar contra Bolivia en la Corte. Estas son: 1) Chile no hizo nunca un compromiso que pueda ser considerado un acto unilateral. Y 2) si eso no funciona, argumentar que la razón por la que esos compromisos no tuvieron éxito es porque los desbarató Bolivia. Creo que la estrategia chilena va por ese camino y Bolivia debe demostrar que no es así. Primero, sí hubo compromisos formales exigibles jurídicamente. Y, segundo, en ningún caso Bolivia fue responsable del incumplimiento de esos compromisos. ¿Cuál va ser la mecánica de los alegatos? Es una presentación alternada. Comienza Bolivia, porque es el país que demanda. Nuestros abogados hacen una presentación del cuerpo central de la demanda que está basada en la memoria boliviana que se presentó el 2014. Ahí están todos los elementos que ya son conocidos por la otra parte y que plantean una petición muy concreta de Bolivia a la Corte: Que falle a su favor indicando que Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar. Luego Chile responderá. Bolivia hará una réplica y Chile una dúplica. Eso ocurrirá durante 8 o 10 días en marzo. ¿Cuáles serían los argumentos centrales de Bolivia ahora? No han cambiado. Bolivia presentó una memoria. Chile presentó una contramemoria. Esa contramemoria te permite decir: Ok, estos elementos que Chile plantea como los puntos más débiles de Bolivia, los fortalecemos con nuestra réplica. Luego Chile presenta la dúplica. Lo nuestro es armar una estrategia que no cambia la columna vertebral. Sí fortalece argumentos propios y desbarata los del otro. Siempre sobre la misma línea argumental: hay una figura jurídica internacionalmente reconocida que se llama: Actos Unilaterales de un Estado. Si ese país hizo un acto unilateral con Bolivia, eso le genera a ese país, en este caso Chile, una obligación jurídica que tú le puedes exigir. Y este es el punto fundamental de la demanda boliviana. ¿La Corte puede fallar a favor de Chile? Ese es un escenario que no está entre las posibilidades, no es realista: el fallo a la demanda preliminar de incompetencia de 2015 ya ha establecido que Chile no tiene razón y que hay temas pendientes entre ambos países. Por lo tanto, la conclusión evidente es que (hablo a nivel personal, esto no es una posición oficial del Gobierno) sería una contradicción jurídica de la Corte que reconociendo que hay un tema pendiente, y ese tema es el mar, no otra cosa, entonces ese tema debe ser dilucidado. Y ese tema es la obligación de Chile de cumplir sus compromisos con Bolivia, en el peor de los casos negociando. En el mejor de los casos, negociar uniendo el elemento de que como producto de esa negociación se otorgue a Bolivia una salida soberana al mar. Este es un elemento de análisis interesante, porque tú puedes decir: Ok, ¿qué pasa si sólo se establece la obligatoriedad del diálogo? Bueno, la obligatoriedad del diálogo tiene un objetivo: hablar de un tema que atañe al futuro de los dos países y que tiene un base histórica importante. Por lo tanto, el fallo ideal es que ambos temas estén ligados en él (obligatoriedad de negociar con el fin de dar una salida soberana a Bolivia sobre el Pacífico). Si la conclusión de la Corte es que Chile tiene la obligación jurídica de negociar con Bolivia, cae por su propio peso que la razón de esa negociación es un acceso soberano al mar. ¿Cómo se podrían separar ambos criterios? La negociación no era una cuestión abstracta y no hubo nunca un documento de Chile que diga: “voy a negociar”, así, genéricamente. No, siempre había un: “negociaré, para que el resultado de esa negociación sea resolver la mediterraneidad boliviana”. ¿Puede pasar que Chile invoque su soberanía y diga: ok el fallo, pero no quiero? Yo tengo dos ideas sobre esta pregunta: 1) Chile se ha sometido a la jurisdicción de la CIJ, ha aceptado la demanda de Bolivia, ha presentado su contamemoria y está litigando con Bolivia, reconociendo que la Corte tiene jurisdicción y que su fallo es vinculante. 2) Chile es un país que ha hecho gala de dos cosas: De que es democrático, me refiero al periodo post Pinochet. Y que respeta las instituciones democráticas. Basados en eso, en que se somete a esta jurisdicción y en que se jacta de ser un país que respeta las instituciones, me sorprendería que Chile una vez se conozca el fallo de la Corte, que esperamos sea favorable a Bolivia, diga: “no voy a negociar”. Eso le sería costoso desde el punto de vista de imagen internacional y le daría a Bolivia una fuerza moral y jurídica importante. En caso de que Chile no negocie, Bolivia ganaría en legitimidad internacional No solamente eso. Si Bolivia tiene en la mano un fallo de la CIJ que obliga a Chile a negociar, puedes ir a la ONU, a la OEA, en fin, puedes establecer mecanismos de presión legítimos y jurídicos en contra de Chile. RESPONDERLE A CHILE, A SU PRENSA, CON NIVEL Y ARGUMENTOS ¿Cuál fue el aporte de Carlos Mesa a la causa marítima, en su rol como su vocero? Sostuve reuniones con jefes de Estado, con ministros de Relaciones Exteriores, secretarios de organismos internacionales, a los que les explicamos por qué Bolivia hacía la demanda, cuáles eran sus argumentos y qué creíamos que era una estrategia distractiva de Chile a partir de su uso del Tratado de 1904. Esa fue una tarea muy intensa entre 2014 y 2015.También trabajamos con el expresidente Rodríguez Veltzé en la redacción del Libro del Mar, que lo trabajó Diremar. El Libro del Mar estaba pensado para la comunidad internacional, pero acabó siendo un texto oficial en el país y ha sido el libro más editado en la historia editorial de Bolivia. El otro factor que tiene que ver con lo que vamos a vivir ahora, fue mi presencia en La Haya en los días en que se planteaban los alegatos por la demanda preliminar de incompetencia presentada por Chile. ¿Cuál era la importancia de ello? No sólo explicar a nuestro país de manera fácil lo que tiene la complejidad de un lenguaje jurídico, sino, responder a la prensa chilena. Los medios chilenos tuvieron una gran presencia aquella vez e imagino que ocurrirá lo mismo ahora, con una muy grande cantidad de periodistas de ese país. Y esto representaba la necesidad de mirando a Chile, por los medios chilenos, expresar y explicar los puntos de Bolivia, oponer contrapuntos a los argumentos de Chile, decirles que sus argumentos no tienen fundamento. Y eso culminó de manera afortundada con la entrevista que me hicieron en Chile en el programa de la TVN (El Informante, septiembre de 2015) que tuvo un impacto significativo en ambos países. Eso es importamte decirlo, porque eso es lo que yo debo hacer como protavoz: establecer la voz oficial de Bolivia de cara a los medios chilenos e internacionales.
¿Tiene alguna agenda mediática particular con Chile? Es importante que más allá de la confrontación política, que puede tener lo ríspido de la confrontación, se establezca un nivel. Ese es el punto más importante en el que yo me anclo: la explicación racional de los argumentos bolivianos y de contrapuntear argumentos chilenos, no con emotividad, sino diciendo: “estos son los elementos que Bolivia tiene y estas son las razones por las que creemos que Chile no tiene razón”. Este mecanismo ha funcionado. Ha funcionado dar una explicación basada en argumentos, en ideas y fundamentos jurídicos. Claro que tiene que haber un argumento político, es imprescindible lo que han hecho el Presidente, el Vicepresidente, las respuestas del ministro Heraldo Muñoz, son parte del juego político, comprensible entre dos naciones. Pero en este rango, el rango de la comunicación, mi labor ha sido la de explicar los argumentos de Bolivia y contrastarlos contra los de Chile, frente a la opinión pública chilena e internacional, porque me han hecho entrevistas de otros países para conocer este tema. LOS COMPROMISOS DE CHILE LE GENERAN UNA OBLIGACION JURIDICA ¿Cuáles fueron los compromisos asumidos por Chile con Bolivia? Los más conocidos son los de 1920, 1923, 26, 50, 61, 75 y 83. Los dos más importantes son los de 1950 y 1975. Las notas diplomáticas del 50 establecen que Bolivia le pide formalmente a Chile un corredor hasta el mar, con un puerto soberano en el Pacífico. En junio de 1950, el ministro Walker, de Relaciones Exteriores de Chile, le responde al embajador de Bolivia en Santiago, Ostria Gutiérrez: Chile está dispuesto a negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar. En 1975 con el abrazo de Charaña el proceso es parecido. Bolivia pide un corredor con continuidad territorial hasta salir al mar por la línea de la Concordia que divide a Perú y Chile. La propuesta boliviana que presenta el embajador Gutiérrez Murguía es respondida por el canciller Patricio Carvajal el 19 de diciembre de 1975, en la que dice lo mismo que dijo 25 años antes Walker: Chile está dispuesto a negociar con Bolivia para darle un acceso soberano al mar. Difícil que Chile diga que eso era una discusión informal. Son cartas firmadas por ministros de Relaciones Exteriores, cartera que junto al presidente, es responsable de la política exterior de Chile. Y esos compromisos le generan obligación de negociar a Chile En nuestro criterio, sí. En 1961 el embajador de Chile en Bolivia, Manuel Trucco, escribió al gobierno de Bolivia para ofrecer unilateralmente, sin previa negociación con Bolivia, resolver la mediterraneidad boliviana. ¿Por qué? Chile estaba en el umbral de las aguas del río Lauca y quería compensar o hacer una maniobra distractiva. El hecho jurídico es que Chile hace una oferta unilateral. Tenemos ejemplos en varias direcciones. No sólo producto de negociaciones o peticiones de Bolivia, sino ofertas unilaterales chilenas.
POLÍTICA DE ESTADO, SÍ. DE GOBIERNO, NO.
¿Cómo es su trabajo con el Presidente en este tema? En el 2012 cuando el Presidente nos explicó a los expresidentes la demanda, me compré el pleito. Daba en el clavo en algo que no podíamos resolver: el Tratado de 1904. Entre el 2012 y 2014 respaldé la causa marítima porque creí en ella. Más cuando fui invitado por el Presidente como representante de la causa a nivel comunicacional y en ese contexto he trabajado con el Gobierno. Han pasado cosas políticas entendibles. Hay diferencias con el Presidente que no van a cambiar. Que seguirán una vez el tema del mar sea resuelto, salvo que él reconozca la voluntad soberana del pueblo. Pero esto es lo extraordinario de entender una política de Estado en donde nuestras diferencias no están por encima de los intereses de la nación. Y estos intereses nunca se han expresado con mayor fuerza que en el caso del mar. El tema del mar es el más importante de Bolivia. La fluidez de esa relación no se ha alterado, más cuando nos acercamos a los alegatos orales.
¿Cuál es la diferencia entre la política de Estado y la política de Gobierno? La política doméstica tiene que ver con los elementos que un gobierno lleva adelante, ante los cuales uno tiene una posición. En mi caso es crítica en la parte democrática, constitucional y en muchos de los elementos de la propia aplicación de la política del Gobierno. Eso es democrático, que hayan diferencias. La política de Estado define los elementos centrales que hacen a los intereses nacionales. Pueden tener que ver con el tema del mar, o de la lucha contra la pobreza. En ese contexto no veo contradicción entre las diferencias relacionadas con la política doméstica, y el apoyo que tiene que ver con la política de Estado que fortalece a la mayor causa en la historia del país.
Terminamos la entrevista. Vuelve a sumergirse en su trabajo en el computador a pocos días de su viaje a La Haya para participar de los alegatos orales. Este es uno de los temas que lo ha apasionado toda la vida. Lo abordó como periodista, como historiador, como Presidente y ahora lo hace como opositor. Pero él ya dejó claro algo: Una cosa es la política interna y otra, muy distinta, la externa. Para él como para la mayoría de los bolivianos, el retorno al Pacífico con soberanía es un anhelo vital. Es una obsesión.

martes, 20 de febrero de 2018

EL 21 F Y LAS FUERZAS QUE ALLÍ SE MIRAN DE FRENTE






A apenas unas horas del 21 F, conviene hacer una breve reflexión a propósito de las fuerzas que se tensarán en las calles y en las redes sociales ese día. 
La oposición ciudadana tiene un discurso breve pero contundente: No a la rerere postulación presidencial de Morales en el marco del respeto de la Constitución que dice que sólo se puede ser mandatario en dos periodos consecutivos, y a la voluntad ciudadana que le dijo No a la posibilidad de una nueva candidatura de Morales, justamente en el referendo del 21 de febrero de 2016. 

La oposición ciudadana cuenta con hitos épicos y simbólicos, como el resultado del 21 de febrero, el rechazo mayoritario a la elección judicial del 3 de Diciembre de 2017 en la que todos los postulantes tenían la venia del MAS, y si del MAS, la de Evo. Y claro, la caída del Código Penal que en el fondo apretaba un poco más el puño de un gobierno que lleva 12 años en el poder y que apunta a proyectarse incluso más allá de 2025. Son hitos. Son símbolos. Son banderas. 

En cuanto a organización, esta oposición ciudadana se da modos de hacerlo principalmente vía redes sociales (algo tan propio de esta segunda década del siglo XXI), aunque sigue careciendo de quizá lo más importante: Un líder visible que concentre en su persona toda esa voluntad atomizada en distintos colectivos. Un rotro que encarne y sintetice este sentido común, este horizonte político que defiende a las instituciones de la democracia, por encima de inspiraciones mesiánicas, totalitarias. Se trata pues de un gran cuerpo con discurso, con símbolos, con hitos, con una gran legitimidad imposible de perforar, pero (aún) sin cabeza. 

Del otro lado se tiene a un oficialismo con un super caudillo funcionando a mil y un cuerpo organizado más pequeño que el de la oposición ciudadana, pero muchísimo más orgánico. Y tiene todo el aparato estatal a su favor. Sin embargo, el caudillo se ve cansado e iracundo, lo que es señal de debilidad, y las bases están un poco perplejas por eso. Además, el último momento épico del MAS fue la victoria en las presidenciales de 2014. ¿Y qué de la legitimidad? Al menos la de Morales está seriamente lesionada por haberse pasado por encima a la Constitución y el voto de la mayoría. Eso sólo lo hacían los monárquicos del siglo XIX.
Pero no es sólo eso. El discurso de Evo no sólo que muestra serias señales de agotamiento (imperialismo, vendepatrias, revolución, pichones de Estados Unidos) sino que se ha traicionado a sí mismo. Morales ya no puede hablar de la Pachamama, cuando ha entregado a colonizadores reservas forestales o insiste en abrir una carretera por el corazón del Tipnis. Ya no puede hablar de los derechos indígenas, luego de la pateadura a los originarios de tierra bajas en Chaparina, a los guaraníes en Takovo Mora o la represión en la marcha de mujeres aimaras en Achacachi. También difícil creerle su vena proletaria, si uno recuerda la crisis con los mineros que se saldó con un viceministro muerto en extrañas circunstancias y cinco mineros asesinados por la Policía. Ya no puede hablar de que el MAS o los indígenas son la reserva moral, cuando hay un caso de super corrupción del Fondioc. En fin. 
Sus banderas se caen. 

En ese escenario, entre las sumas y las restas a ambos lados del espectro político, se ve entonces una suerte de retorno al empate catastrófico del que solía hablar el Vicepresidente. Empate que llevó al oficialismo y a la entonces oposición política a medirse en las calles con el resultado nefasto de prefectos presos, exiliados y acallados. Fue una victoria que le dio al MAS 10 años de hegemonía. Hasta ahora, que el deseo de perpetuarse en el poder de Morales, ha despertado a esta otra oposición, esta vez, por primera vez, ciudadana. Esta, a diferencia de la oposición política, no tiene cola que le pisen. No tiene pasado que la acuse. 

Queda claro que la oposición ciudadana debe evitar la violencia para no caer en el escenario favorito del oficialismo. Queda claro que el oficialismo no quiere perder más legitimidad provocando violencia, luego que una encuesta señala que sólo el 22% apoya la reelección de Morales, y otra en donde hay un empate técnico en la intención de votos entre Evo, que no debe ir a la reelección, y Mesa, que dice que no quiere. 

En ese contexto llega este 21 F, nacido de la voluntad democrática de un pueblo que quiere vivir en armonía. Que el día del paro cívico ese espíritu se mantenga y que el pueblo no caiga en provocaciones de ningún tipo.
Hasta ahora se ha ganado en paz. Ese es el camino. 

martes, 23 de enero de 2018

NI PARRA NI NERUDA, ¡LA CIUDAD DE LOS BANDIDOS!






Ya, para decir algo, porque es el tema de moda, digo: Nunca leí nada de Nicanor Parra.
Nomás conocí su casa.
Bueno, no la conocí.
La vi de afuera y de lejos mientras iba por aquella carretera al lado del océano, rumbo a la casa de Neruda en Isla Negra.
Mientras pasaba por la casa del antipoeta (¿guatafac?) me dijeron: "Esa es la casa del Nicanor". Dije: "Aaah", por mera educación. Y luego dijeron: "Y el viejo desgraciado está ahí, pero ya no recibe a nadie. Digo, por si se te ocurre ir a visitarlo". Y dije: "Aaahhh", otra vez, mirando a ratos el océano y a ratos los murales con versos de Neruda y de Parra que se levantaban junto al camino con vista al mar, si acaso los murales tuvieran vista hacia alguna parte. Es que Neruda me era más interesante, no porque sea mejor, que no lo sé porque no leí a Parra, pero me era más interesante porque estaba muerto. Bueno, sigue muerto. Igual ahora que Parra. Debo tener un problema con esto.
Ahora, si volviera a ese magnífico lugar, en verdad no sabría a qué casa ir. O capaz que no iría a ninguna y me pasaría de largo hasta esa ciudad blanca y costera en que antes veraneaban los ricos, pero que ahora es casi una zona tan roja como simpática al lado del mar. Ese Pacífico tan inmenso, doloroso y mezquino para nosotros.
O quizá baje a la playa, llegue a la orilla, moje mis pies, me ponga ridículo, haga un agujero en la arena y entierre allí una manillita tricolor, como hice aquella vez.
Yo no sé.
¿De qué iba todo esto?
Ah, sí. De Parra, de que no lo leí, de que no fui a su casa, de que está muerto y de que me pongo ridículo cuando estoy frente al mar. Sí.

miércoles, 3 de enero de 2018

LA HISTORIA SOY YO... O: CÓMO ROBERT BROCKMANN QUISO SACAR A BUSCH DE SANTA CRUZ






Leo el libro de Robert Brockmann sobre Germán Busch, "Dos disparos al amanecer" y veo con pesar cómo un escrupuloso documentador y autor de magníficos libros que aportan sustancialmente a la historiografía boliviana, se convierte en un propagandista que, entre otras cosas, busca quitarle a Busch su origen cruceño, utilizando para ello una actitud cuasi desesperada y un método, en verdad, poco riguroso.


La tesis que usa el documentador para decir que Busch no nació en Santa Cruz es que: "dicen que la mamá de Busch dijo que él nació en un río del Beni". Y en base a esos rumores "notariados", luego el compilador exclama: "¿Quién sino su madre sabría dónde nació el hijo?" (En la página 35 del libro).


Tiene razón en que la madre obviamente sabía dónde nació su hijo, pero no hay un sólo documento donde Raquel Becerra diga que Germán nació en Beni, aunque sí muchos posteriores: "dicen que dijo". Tradición oral. Muchos que escucharon a la partera decir que... Aunque quien traía a sus hijos al mundo era el propio Pablo Busch, no por nada era médico y encima filántropo...

Uno podría esperar que Brockmann no se fíe de una fuente tan precaria como el rumor para hacer oficial la versión del nacimiento beniano de Germán Busch. Pero ocurre.
Vemos pues que se trata de un documentador serio que se vale de rumores para oficializar un hecho que pretende sea tomado como real e histórico. No es riguroso, no es serio y hasta parece mal intencionado.

Sin embargo, lo que molesta no es ese "desliz" metologógico o ese triunfo del capricho. Lo que molesta es que teniendo fuentes bastante serias y cercanas al personaje que dicen que Busch nació en San Javier de Chiquitos (Santa Cruz), el compilador las haya desautorizando o ignorando premeditadamente.

Veamos: Brockmann dice ignorar que en su testamento, don Pablo Busch, padre de Germán (que el padre también debe saber dónde le ha nacido un hijo, más si lo ha traído al mundo) dice que éste nació en San Javier (Santa Cruz). En el libro, Brockmann afirma que él no ha visto el documento. Yo sí he visto una copia. Y si él no lo ha visto es porque no ha ido donde alguien que tiene la copia y Brockmann sabe que la tiene: Herland Vacadiez Busch. Debatió con él en una radio de Santa Cruz. Lo conoce. Si cree en rumores, debería confiar también en las copias.
Ojalá que en alguna próxima edición de su libro, bastante documentado por cierto, sume dicho documento.
Además, en algún momento el compilador dirá, que sí, que Pablo Busch dice en su testamento que Germán nació en San Javier, pero que el médico alemán "es probable que haya dado mal el dato", ya que mientras dictaba el testamento a su hermano, estaba en un trance de muerte (llevaba en el cuerpo una flecha indígena que le atravesó siete veces los intestinos y cuya punta se le incrustó en una vértebra)... Pablo Busch, que sobrevivió a la herida, nunca cambió ese testamento.

Brockmann omite también que Matilde Carmona, esposa del héroe (la esposa debería saber dónde nació el marido), dice que éste nació en San Javier de Chiquitos. En Santa Cruz pues. (Matilde Carmona, Busch, mártir de la emancipación nacional, Ed. Aeronática, La Paz, 1986, pag 17) .

Brockmann conoce el libro porque lo cita en el suyo, pero ese dato de Matilde es también dejado de lado premeditadamente. No lo desautoriza (como lo hará con Carlos Montenegro y los demás autores que citan el mismo origen), porque buena parte de sus fuentes son descendientes de la señora. No quedará mal con ellos.

Robert Brockmann omite que Carlos Montenegro, intelectual de verdadera talla, gran amigo personal y biógrafo de Busch (o sea que conversó directamente con el personaje muchas veces y se carteó bastante con él), dice que éste nació en San Javier de Chiquitos (Carlos Montenegro, Germán Busch y otras páginas de la historia de Bolivia, La Paz (2015) Ed. LewyLibros, pag 47). Pero Brockmann afirma que Montenegro se equivoca "cuatro veces" en el año de nacimiento, y por lo tanto "seguramente", también se equivoca con el lugar. Además, pone en duda la rigurosidad de Montenegro, como si alguien pudiera poner en duda esta cualidad del autor de "Nacionalismo y Coloniaje". Bueno, él puede, porque tal vez, la historia es él.


Robert Brockmann, si bien afirma que Busch mismo dice en dos ocasiones que nació en San Javier de Chiquitos (Brockmann, Dos disparos al amanecer, La Paz, Plural editores 2017, pag 36), luego agrega que el héroe manejaba "de manera ambigua y conveniente su origen genéricamente camba". De ser aquello cierto, hubiera el compilador colocado ejemplos en el que el personaje se identificaba como nacido en Beni, pero no lo hace... De la supuesta ambiguedad de Busch, sólo muestra una cara, ergo, no se ve ambiguedad alguna.

Incluso Brockmann cita a Augusto Céspedes, en su libro el Dictador Suicida (única obra que para el compilador es de verdadera valía), en la que "el Chueco", identifica a Busch como cruceño (otro personaje contemporáneo a Busch y además su amigo)... En esta cita, el compilador coloca un elocuente: Sic.
No, no le gusta que Busch nazca en Santa Cruz.
Hasta Carlos Mesa, en su Historia de Bolivia, sitúa a Busch naciendo en San Javier...

Es increíble cómo todo este antecedente de fuentes verdaderamente cercanas en tiempo, afectos y espacio al personaje, y... Ni siquiera la confirmación de su propio origen por parte del personaje, conmueven a un compilador de tanta valía que se arriesga de esta manera a escribir una especie de pornohistoria.


Pese a esa evidencia, Brockmann se manda una descripción novelesca del nacimiento de Germán al lado del río Blanco en el Beni... Incluso dice que por eso Busch es una especie de "Moisés", por haber nacido en un río... Hasta donde recuerdo, Moisés, nació en seco, llegó al Nilo cuando ya estaba de este lado del mundo... En fin.

En lo personal no me inquieta que el máximo héroe boliviano del siglo XX (como lo reconoce René Zavaleta en su escrito: Busch y la guerra de los soldados desnudos) sea beniano o cruceño. Es boliviano, y eso es lo importante. Para él, para Busch, eso era lo importante.

Lo que molesta es la falta de escrúpulos y la sensación de que un compilador cree que puede torcer la historia impunemente sólo porque siente que puede hacerlo. Si sólo se tratara de un capricho intelectual, sería digerible aunque no por eso justificable. Pero si acaso se trata de un interés geopolítico, ahí sí que el asunto se torna peligroso. ¿Para qué sacar a Busch de Santa Cruz? (luego tratará de vincularlo con el nazismo alemán) Quizá para arrancar del departamento más grande, del que genera mayor economía y progreso a Bolivia, a un héroe de la talla del centauro del Chaco. Un paradigma del boliviano oriental.

¿Se trata de un miedo de algún tipo? ¿O de algo peor?
Nunca lo sabremos.
Dice Zavaleta que la oligarquía dominante, económica o cultural, le quita los logros al pueblo, los carga sobre un héroe, al que luego descabeza, para dejar sin nada al pueblo...
En fin...
Dale Robert, no seas así.