miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿ENSEÑÓ JESÚS A JUZGAR AL OTRO? ¿ES DE CRISTIANOS HACERLO? HAGASE EL FAVOR DE LEER (PARTE 1)




Hay dos requisitos claves para entender los versos de la #Biblia:
Pedir sabiduría del Espíritu Santo y leer el contexto en el que se desarrolla ese pasaje leído. El no hacerlo ha hecho que la Palabra de Dios sea totalmente malinterpretada y distorsionada incluso por los creyentes. Una de esas distorsiones ha sido el juzgar al prójimo, defendiendo ese principio no cristiano, con versos de la Biblia. De ahí la necesidad de escribir este post. 

Y es que, me sacude el corazón el ver cómo algunos de mis hermanos en Cristo tienen su alma ardiendo por su deseo de juzgar a los demás. 

Y no sólo que tienen el deseo de crucificar a los otros,  sino que defienden vehementemente ese su "derecho" a hacerlo (los imagino vociferantes, con los ojos desorbitados, la boca llena de espuma),  argumentando versos como Juan 7:24,  donde Jesús dice:  
No juzgueis según las apariencias, sino juzgad con juicio justo. 

O este otro verso, 1 Corintios 6:3 en donde Pablo dice: 

¿O no sabeis que juzgaremos a los ángeles?

Entonces, en su pensamiento, estas personas llegan a la terrible conclusión de que si juzgaremos a los ángeles,  ¿cuánto más a tu vecino, que es un triste mortal?

Sin embargo, quienes argumentan estos versos omiten una regla fundamental a la hora de entender la palabra de Dios: 
Leer el contexto en que las frases fueron dichas.  
Y claro, pedir guía al Espíritu Santo.

Pero vamos por partes:

En Juan 7:24 (No juzgueis según las apariencias, sino juzgad con juicio justo) se habla de juzgar con juicio justo, pero el juicio justo sólo puede venir de Dios, por cuanto entre los hombres, no hay justo, ni siquiera uno.


Romanos 3:10
Como está escrito:
    No hay justo, ni aun uno


Y si no hay un justo de corazón, ¿habrá alguien capaz de juzgar con juicio justo? No señor. ¿Y eso por qué? 


Mateo 12:34
¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
 Eso le dijo Jesús a los fariseos. A lo religiosos que decían una cosa, pero hacían otra. Sí, también juzgadores del prójimo. 

Esto trae a mi mente una parábola contada por Jesús: 


Lucas 17:9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

"Cualquiera que se enaltece será humillado..."
Para tomar en cuenta. 

 Pero volviendo al versículo en cuestión (Juan 7:24), cuando Jesús le dice a la gente que juzgue con juicio justo, no le está hablando a sus discípulos. Ojo con eso. Repito: No le está hablando a sus discípulos.
Está rodeado de detractores y a ellos les habla. Cuatro versos más arriba esta gente le ha dicho que EL tiene demonio.


Juan 7:20 Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes, ¿quién procura matarte?

Obviamente no son sus discípulos. Como se ve, no está dando un mandato a sus seguidores. Les habla a sus detractores.  También son  detractores de EL los que toman esa palabra y la aplican contra su hermano, porque ese no fue el objetivo original. 

En segundo lugar, les dice a estos detractores que juzguen justamente, pero no se refiere a que juzguen al prójimo, se refiere a EL. Que lo juzguen rectamente a EL. 

Si colocamos el verso inmediatamente anterior al que nos ocupa, se explica mejor lo que digo: 

Juan 7:  23 Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo,[b] para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo[c] sané completamente a un hombre?
24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

 En otra palabras dice: En día de reposo se circuncida, y nadie se enoja. Y se enojan conmigo, porque ese día sano a un hombre?
No juzguen por lo que parece, juzguen con justicia. A MI.

Habla de EL y de su obra en frente de los incrédulos, no de nosotros con el prójimo. 

Pero además, ¿cómo podemos animarnos a juzgar al prójimo, si el mismísimo Jesús dijo que EL no había venido a juzgar a nadie? 
En serio, lo dijo, está escrito. 

Juan 3: 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
¿Tenemos más derecho que Cristo, para juzgar al otro? 
¿En serio, ustedes juzgadores, creen eso?

Ok. Pero qué dice nuestro Señor con respecto al juicio que consume por dentro a tanto creyentes engañados por aquellos lobos rapaces disfrazados de ovejas? Algo tiene que decir, y lo dice, fuerte y claro.

Mateo 7:7
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
!!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

 En este contexto descrito en los versos de arriba, ya Jesús no les está hablando a sus detractores, sino a sus seguidores. Esta palabra es dada en el Monte, sermón que empieza de esta manera:

Mateo 5:1  Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
 (...)
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 


El que juzga a otro, no muestra misericordia. Y por lo tanto no la recibirá del Padre.


 El verso de Pablo (1 Corintios 6:3) lo veré en otro post, no aquí, para que no se haga tan largo.


Ya sabe. No juzgue. Si hay una persona cometiendo errores, hable con esa persona, exhortela con amor y firmeza, y si no lo escucha, entonces ore por ella. Gánela en lo sobrenatural para Cristo, no la condene ni se condene al infierno por las palabras de su propia boca, por darle gusto a la carne que sólo sabe hacer estupideces, tanto así que tuvo que venir el mismo Hijo de Dios para hacer por nosotros lo que nosotros no podíamos: Reiniciar la relación con el Padre.  No lo eche a perder. Usted no es juez de nada ni de nadie. 
Sólo hay UN Juez y no es de este mundo. 

1 comentario: