Es un soldadito.
Era un soldadito.
Lo encontré esta mañana botado en una jardinera del centro con la cara hundida en el fango y el cuerpo apenas visible, enterrado como estaba...
Lo tomé con una mano sin que haya puesto resistencia. No supe en qué batallas estuvo y él no me lo ha querido decir.
Incluso ha ido más lejos: No me ha querido decir su nombre.
Pero luego, como para suavizar la extraña tensión entre los dos ha dicho que sí, que tenía nombre y todo eso, pero que lo ha olvidado, porque esa fue una de las pocas formas que halló para curarse un poco.
-Las guerras como las heridas que provocan son tantas, hombre... Tantas y tan distintas... Tontas. Terribles.
Era un soldadito.
Lo encontré esta mañana botado en una jardinera del centro con la cara hundida en el fango y el cuerpo apenas visible, enterrado como estaba...
Lo tomé con una mano sin que haya puesto resistencia. No supe en qué batallas estuvo y él no me lo ha querido decir.
Incluso ha ido más lejos: No me ha querido decir su nombre.
Pero luego, como para suavizar la extraña tensión entre los dos ha dicho que sí, que tenía nombre y todo eso, pero que lo ha olvidado, porque esa fue una de las pocas formas que halló para curarse un poco.
-Las guerras como las heridas que provocan son tantas, hombre... Tantas y tan distintas... Tontas. Terribles.
Pienso que eso es siempre lo mejor en casos como el suyo,
porque si no tienes nombre, entonces no existes, y por lo tanto tu pasado
tampoco. Esa carga enorme desaparece. Su derrota final, la que lo dejó de cara
contra el fango se esfuma y todo es nuevo, hasta esa sensación libertadora de
no tener pasado, de renacer en medio de las propias cenizas... De empezar de
nuevo pese al fango y a la soledad, y a que perdiste. Y disfrutar de la suerte
de ser desenterrado de ese sitio donde te habían dejado olvidado la vida y los
afectos. ¿Y los demás como él? Supongo que muchos aún siguen con la cara contra
el fango esperando que una mano los rescate...
-Como ese hombre desnudo que viste esta mañana caminando por el Palacio de Justicia, totalmente ausente, resguardado en el bunker de su locura, dice...
-Sí... Y recordé que Jesús dijo a aquellos que rechazará: "Porque me visteis desnudo y no me vestisteis..." Y yo lo vi y no supe qué hacer. ¿Debi darle por lo menos mi polera y seguir al trabajo así? No supe qué hacer y me dio verguenza la indiferencia de la especie para con la desgracia del otro. Y me dio verguenza mi no saber qué hacer. Mi interés inútil. Mi patético afán.
-Una derrota. Tuya. Hombre. Pero se reponen siempre. Ustedes.
-Como ese hombre desnudo que viste esta mañana caminando por el Palacio de Justicia, totalmente ausente, resguardado en el bunker de su locura, dice...
-Sí... Y recordé que Jesús dijo a aquellos que rechazará: "Porque me visteis desnudo y no me vestisteis..." Y yo lo vi y no supe qué hacer. ¿Debi darle por lo menos mi polera y seguir al trabajo así? No supe qué hacer y me dio verguenza la indiferencia de la especie para con la desgracia del otro. Y me dio verguenza mi no saber qué hacer. Mi interés inútil. Mi patético afán.
-Una derrota. Tuya. Hombre. Pero se reponen siempre. Ustedes.
Guardé silencio un minuto. Para retomar la conversación
le propuse un nombre. Le pedí que se llame Temístocles. Le expliqué que era un
nombre poderoso y ya sin dueño desde hacía siglos. Le dije que Temístocles fue
un gran político y un mejor soldado ateniense. Agradecido contestó que sí, que
si lo libré del abandono en una jardinera del primer anillo, entonces bien
podría tener la deferencia de, bueno, dejar que le ponga un nombre, así sea el
de un político-soldado: Temístocles.
Lo contemplo en silencio y parece no molestarle.
No sé cuántas fueron sus batallas ni cuáles fueron las causas que defendió, pero sí sé que ahora tiene un nuevo propósito: Guardar las fronteras de mi escritorio.
Cuando aceptó, me pidió que no le quite los restos de tierra que trae encima y me aclaró que eso no era por él, sino por mí...
-Ustedes son esto... Aunque se crean más. Son esto, me dijo.
Estuve de acuerdo.
Desde el primer momento me ha quedado claro que es un gran compañero silencioso.
Sospecho que de alguna forma extraña se reconoce en mí y que tiene la certeza de que la única diferencia entre nosotros es que yo aún sigo en medio de esta batalla... Peleando esta buena batalla, como un día escribió Pablo... Con derrotas como la de aquel hombre desnudo que no pude vestir de ninguna manera, pero venciendo ahí donde sí puedo hacerlo aunque eso no lo vea nadie, porque claro que la mano derecha no debe saber lo que hace la izquierda, de otro modo, todo sería vanidad.
Temístocles ya no está más botado con la cara hundida en el fango. Ahora yace en vertical, empezando de nuevo en un lugar en el que nunca imaginó estar, pero listo para hacerlo de la mejor manera.
Mientras tanto, de rato en rato aparto la mirada del monitor y me concentro en la tierra que trae encima. Lo sé: Es la humanidad entera que del polvo viene y ahí es donde ha de volver...
No sé cuántas fueron sus batallas ni cuáles fueron las causas que defendió, pero sí sé que ahora tiene un nuevo propósito: Guardar las fronteras de mi escritorio.
Cuando aceptó, me pidió que no le quite los restos de tierra que trae encima y me aclaró que eso no era por él, sino por mí...
-Ustedes son esto... Aunque se crean más. Son esto, me dijo.
Estuve de acuerdo.
Desde el primer momento me ha quedado claro que es un gran compañero silencioso.
Sospecho que de alguna forma extraña se reconoce en mí y que tiene la certeza de que la única diferencia entre nosotros es que yo aún sigo en medio de esta batalla... Peleando esta buena batalla, como un día escribió Pablo... Con derrotas como la de aquel hombre desnudo que no pude vestir de ninguna manera, pero venciendo ahí donde sí puedo hacerlo aunque eso no lo vea nadie, porque claro que la mano derecha no debe saber lo que hace la izquierda, de otro modo, todo sería vanidad.
Temístocles ya no está más botado con la cara hundida en el fango. Ahora yace en vertical, empezando de nuevo en un lugar en el que nunca imaginó estar, pero listo para hacerlo de la mejor manera.
Mientras tanto, de rato en rato aparto la mirada del monitor y me concentro en la tierra que trae encima. Lo sé: Es la humanidad entera que del polvo viene y ahí es donde ha de volver...
:) NUEVA VIDA TENEMOS EN CRISTO, ME ENCANTO TAN BELLA PERCEPCIÓN DE LA VIDA. DIOS LE BENDIGA Y SIGA SIENDO INSTRUMENTO DE SU PALABRA.
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