lunes, 31 de octubre de 2016

"SI NO SE RETIRAN, LE ECHAMOS DE NUEVO"



El héroe del Chaco y entonces Presidente de Bolivia, Germán Busch, a propósito de las dilaciones paraguayas en Buenos Aires durante las negociaciones de paz con ese país, que ya llevaban tres años, y no se concretaba nada.
A la sazón, es la frase más importante y definitiva de toda la historia diplomática de Bolivia. Tras ella, un Paraguay agotado y con su armamento disminuido (habían vendido buena parte a los españoles que estaban en plena guerra civil) retrocedió sus líneas varios miles de kilómetros de donde habían quedado acantonadas al iniciar el cese al fuego, tres años antes.
Abandonaron posiciones en los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. En Paraguay quedó la sensación de que habían ganado en el campo, pero habían perdido en el ámbito diplomático ante los "leguleyos de Chuquisaca".
Pero no.
Habían perdido ante un hombre que respetaban y temían...

Si Busch en el campo de batalla había causado grandes estragos al formidable enemigo guaraní, ¿cuánto más letal sería como presidente de la nación, a partir del increíble impacto anímico que ejercía sobre el ejército y sobre el país?
Esta Bolivia de Busch ya no era la cándida y caótica que había entrado a la guerra de la mano de un presidente que no se entendía con sus propios militares. Ahora el presidente era un militar que conocía al enemigo, que conocía el Chaco y que tenía una fuerza interior que contagiaba a todos sus compatriotas. Paraguay leyó muy bien la situación y tomó la decisión más sabia. Retirarse.
Con esa frase, dicha en buen camba, Busch recuperó territorio boliviano chaqueño sin pegar un tiro.

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